Que mi amigo era un hombre no hubiera dejado de ser una obviedad más si no fuera porque ese hombre tenía su patria y su casa a cientos de miles de años luz de nuestro planeta. Pero el azar, y también los atajos en el espacio y en el tiempo, quisieron que, a pesar de que ya conocía nuestro mundo y a nosotros, los hombres de la Tierra, se decidiera a visitarnos para ampliar sus conocimientos.
“-¿Y bien? Supongo que ahora tendrás un mejor conocimiento de nosotros-“
Una tímida sonrisa y una mirada al suelo me revelaron que lejos de haber ampliado sus conocimientos sus dudas eran aún mayores.
“-Agradezco tu hospitalidad y el interés que has tenido por aclarar mis dudas, pero ahora, precisamente, entiendo menos cosas de vosotros.
Que a diferencia de lo que yo creía, haya hombres que traten de procrear con otros hombres e, igualmente, mujeres con otras mujeres, es una peculiaridad vuestra que puedo llegar a asumir. Lo que no entiendo en absoluto es el concepto que esas personas tienen de vuestras religiones mayoritarias. A diferencia de nuestro planeta en el que todos tenemos unas mismas creencias, vosotros tenéis muchas creencias. Pero principalmente son dos las religiones que más adeptos tienen. Y precisamente las dos señalan lo mismo para esos hombres y mujeres que tratan de procrear con gente de su mismo sexo.
-Sí, eso es cierto: las dos rechazan esas relaciones de hombres con hombres y mujeres con mujeres.
-¿Pero por qué esos hombres y mujeres únicamente odian a la religión que se limita a rechazar sus relaciones y, en cambio, no parece importarles que la otra religión, además de rechazar sus tendencias sexuales, los ahorquen en porterías de fútbol y grúas?
-Yo tampoco lo entiendo.
-En cuanto a las otras mujeres, las que no tienen esa tendencia sexual, hay muchas de ellas que también sienten el mismo odio por esa religión, y lo que me parece más increíble, se jactan de decir que no creen en ella cuando en realidad lo que querrían realmente es poder participar en aquellos puestos y cargos para los que están vetadas. En cuanto a su concepto de la otra religión, tampoco parece importarles que sean apaleadas, quemadas y tiroteadas en nombre de sus preceptos.
-Hay gente muy molesta porque ciertos representantes de esa religión tan odiada están acusados de haber abusado de niños.
-Lo sé. Pero vosotros mismos decís que no debe incriminarse a un grupo de personas por las malas acciones de algunos de esos individuos. Y, en cambio, aquella otra religión con la que estáis siendo tan permisivos, proclama abiertamente que se deban mantener relaciones sexuales con niñas de nueve años.
-Estoy totalmente de acuerdo contigo. Y al igual que te sucede a ti, yo tampoco entiendo nada. “
Nos miramos con afecto pero también con tristeza. Y, tras estrecharnos breve pero cariñosamente la mano, lo vi desaparecer en aquel agujero lleno de luz por el que lo vi llegar.
domingo, 3 de abril de 2011
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