“-¿Has visto a ése?
-¿Quién?
El de la carpeta, el que ha pasado ahora. Pues ése antes tenía una tienda, de ropa, creo. Y desde que hace seis o siete años entró en el Ayuntamiento, no ha parado: que si de portero, que si de administrativo. Vamos, el típico “enchufao”.
-Joder. Si es que yo…”
Julio Iglesias se deshacía de placer en un “me va, me va” en el interior del Mercedes donde el ambiente era casi irrespirable debido a la apestosa combinación de sudor que emanaba de los ridículos disfraces de la comparsa “Moros del califato” y el nausebundo ambientador de pino, el mismo que utilizaban en sus respectivos chalés, mientras la pareja de sesentones barrigudos daba rienda suelta a su inquina contra el empleado público.
-Vamos, que me lo has quitado de la boca y del pensamiento. Que a toda esta gentuza los pondría de patitas en la calle. Y aún me va el cabrón y me dice que trabaja en lo que trabaja porque ha estudiado y ha aprobado las oposiciones. ¡Y el pobre de mi sobrino qué!. Su padre bien que se gastó en la carrera sus buenos cuartos. ¡Diez años que duró! Bueno, eran tres años de carrera, pero la pobre criatura, ya me entiendes, solo en el piso que le pagó durante ese tiempo mi hermano, y con los problemas que tienen los chavales en situaciones así, los agobios de los estudios… Mira, no le partí la boca al hijoputa ése porque Dios no quiso cuando me dijo que lo de mi sobrino no era estudiar, sino hacer el golfo a costa del dinero de su padre. Hombre, no iba a ponerse la criatura a aprenderse la Constitución de memoria como si fuera un mono, que es precisamente lo que ha hecho el inútil ése para sacarse la oposición esa de las narices. ¡Es que le daba una…!
-Venga, Manolo, cálmate, que entre eso y los chivas que te tomas luego te sube la tensión. ¿Te he dicho que al final le he hablado clarito al capullo ése que tenía en la fábrica? Le dije, poniéndome en mi sitio, pues si antes te daba ochocientos ahora te doy seiscientos, y si no te gusta, la puerta está ahí.
-¡Sí, señor! Con dos… Oye, ¿qué te parece si esta noche nos vamos con Riquelme a un sitio que me ha dicho que está muy bien? Está en el kilómetro treinta de la comarcal. Hay allí unas chavalas, creo que son rusas o rumanas o algo así, que, bueno son unas crías.
-¡Hombre! Eso ni se pregunta. Bueno, quedamos a eso de las dos de la madrugada, que a esa hora empieza a animarse la cosa. Oye, mientras me llevas a casa, te cuento lo que me ha dicho mi gestor sobre la Renta. Ya verás cuando te lo cuente: el IVA se te queda en ‘nà’. Je, je, je.
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